
La hija de los reyes estará en alta mar medio año a bordo de Juan Sebastián Elcano
cuando la veía alejarse con el barco, ya podemos imaginar que Letizia estará sufriendo por cómo estará su hija y esperando que todo vaya bien.
Por si acaso, la heredera cuenta con un amuleto del que no se separa en ningún momento, una pulsera de color verde de siete nudos que evita malas de ojo y cualquier cosa externa negativa que le pueda ocurrir, según dicen los que creen en talismanes.
La rina tiene ahora otro motivo para arrugar la nariz, que no le habrá hecho gracia saber.
deja de comer a su familia, especialmente a sus hijas, y más, ahora que las tiene lejos de casa y no puede estar tan encima ni controlar tanto como quisiera, como sí hacía cuando eran escolares y tanto Leonor como Sofía iban a Santa María de los Rosales.

Si por la monarca fuera, se comería cada día acelgas en casa. que esté contenta.
No le queda más remedio, y al saber algunas particularidades que se vivirán en Juan Sebastián Elcano, aún se le habrán puesto más los pelos de punta.
Cuenta la revista Vanitatis en la que consistirá, a grandes rasgos, el menú que tanto ella como el resto de compañeros guardamarinas de su promoción tendrán todos los días durante medio año, durante los seis meses que durará su formación naval.
Dos cocineros, ayudantes, supervisados por una nutricionista, y según ex tripulantes del barco donde ahora está la princesa, “ Se come muy bien y en abundancia.
Y no hay diferencia. Toda la tripulación tiene el mismo menú ”. Desayuno a las 7 de la mañana: café, batidos, tostadas, zumo de naranja y tortas Rosales.
También fruta, la que vayan encontrando en función de los puertos a los que lleguen. A la hora de la merienda, dulces.
Y Leticia, mosca. No terminan aquí los dulces. Todos los fines de semana, cada domingo, habrá churros con chocolate y torrijas.
Y ” la estrella es el bocadillo de bacon con queso ya veces se forman largas filas para calentarlo en un hornillo “.
Y los días de fiesta, aperitivo especial que se llama meridiana. Y jamón.
Mucho jamón, con el omnipresente Enrique Tomás que tuvo un detalle con los tripulantes, entregando una caja con 252 sobres, uno para cada profesional que hay en el barco.
Leonor, pues, que se pondrá las botas, “lo que más gusta es el jamón y la sartén ”.
Seguro que dulces y churros también tienen una acogida descomunal.
Lo único que espera Letizia es que su hija Leonor no abuse, teniendo como tiene a la reina, una animadversión casi enfermiza contra los dulces.